Ahora, es invierno en Corea, y es cuando más se necesita el cálido afecto y amor. El 23 de enero, 80 miembros de la Iglesia de Dios de la Asociación de Gangwon entregó el amor de Dios mediante el servicio voluntario al “Hogar del Amor” (instalaciones para el bienestar), de acuerdo al mandamiento de Dios: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”.

ⓒ 2005 WATV

Los miembros llegaron al “Hogar del Amor”, localizado en la cima de una colina donde tiene una hermosa vista a su alrededor, y entregaron una gran cantidad de artículos, tales como: arroz, kimchi, frutas y artículos para bebés, que estaban preparados para la donación. El gerente ejecutivo Chang Su Kim se contentó con los brillantes rostros de los miembros y les agradeció: “Es la primera vez que somos servidos por tantas personas de esta manera. Sus brillantes sonrisas me dieron felicidad incluso antes de que empiecen sus trabajos”.

El “Hogar del Amor” operado por la Asociación del Bienestar Seongji, consta de tres edificios: el “Hogar del Amor” donde viven los niños discapacitados en estado grave, la “Villa de la Piedad Filial” que es un centro de cuidado médico gratuito para ancianos con la enfermedad de demencia senil y el “Hogar de todo el Amor” que es un sanatorio operado para los ancianos. Un total de 220 personas viven en estos tres edificios. Los voluntarios recibieron una breve educación para el mejoramiento de los servicios y comenzaron sus trabajos dividiéndose en tres grupos. Cada grupo estaba compuesto de entre 20 a 30 voluntarios.

En la “Villa de de Piedad Filial” en donde viven casi 110 ancianos, alrededor de 30 voluntarios limpiaron y masajearon sus hombros, brazos y piernas. En este instituto, que es llamado: “El Último Lugar de Reposo” 57 empleados cuidan de ellos durante 24 horas en turnos. Los voluntarios se esforzaron por cuidar de ellos, como si tuvieran la determinación de cumplir su deber filial que aun no habían practicado. Después del servicio voluntario, pasaron juntos un tiempo alegre.

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Ellos ayudaron en el aseo de los niños discapacitados, atendieron a los ancianos que tenían enfermedad de demencia senil y también limpiaron brevemente el edificio. 5 o 6 voluntarios ayudaron a preparar el almuerzo en la cocina. Especialmente, los voluntarios, que se encargaron del aseo de los niños discapacitados que se encuentran en estado grave, realizaron un trabajo duro. No era fácil asear a los niños que no podían mover ni un solo dedo. Tenían que cargarlos, asearlos y colocarles la ropa. Ellos lo hicieron con todo su corazón como si estuvieran atendiendo a sus propios hijos e hijas a pesar del agotamiento. Un miembro, que participaba por primera en el servicio voluntario, trabajaba sonriente al ayudar en el aseo de los niños: “No me siento cansada al pensar que estoy practicando el amor de Dios”.

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Aunque fue un corto tiempo, los niños sintieron el cálido corazón de los voluntarios y no los dejaban ir, diciéndoles: “Te amo”. Algunos ancianos les comentaron: “Me han tratado mejor que mi nuera” y otros sonriendo decían: “Muchas gracias. Son como mis propios hijos” y algunos lloraron, agarrándoles las manos: “Sus manos son como las manos de una madre”. Es difícil despedirse de ellos, pero los voluntarios los dejaron, prometiendo que los visitarán de nuevo.

Los voluntarios dijeron: “Los niños fueron tan adorables. Esperamos tener más oportunidades de compartir el amor de Dios con esos niños”. “Deseamos continuamente preocuparnos y dar amor a esos niños”. Ellos prometieron hacer más actividades voluntarias, diciendo: “Este no es el último servicio voluntario. Continuaremos compartiendo el amor de Dios con nuestros desafortunados y abandonados prójimos. Seremos la sal y la luz del mundo entregando el cálido amor de Dios a nuestros prójimos mediante muchos servicios voluntarios”.